BIOGRAFíA

En la piel van grabándose las experiencias de nuestra vida; marcas de nacimiento, lunares, cicatrices…Todo habla del paso del tiempo sobre nosotros. Si juntásemos todas las marcas, podríamos descifrar el lenguaje de nuestra vida. Así pues, si en nuestra piel se acumula todo lo que vivimos, ¿no es tatuarse reescribir nuestra vida? O mejor dicho, ¿no es tatuarse reconstruir nuestra memoria? 

De este modo, Gabriel González (más conocido por su nombre artístico, “Meyk Belmonte”) ha ido desarrollando su propio lenguaje en esta rama artística. Su estilo, entroncado en el microrealismo, busca llevar a la máxima expresión los mínimos detalles del dibujo, plasmando siluetas suaves y armónicas en blanco y negro. De esta manera, el tatuaje se convierte en un trazo pulido que armoniza perfectamente con la naturaleza de la propia piel. Nacido en 1995, Meyk ha ido construyendo su obra antes incluso de dedicarse al tatuaje, cuando trabajaba con el graffiti. Autodidacta, a partir de los 22 años se centró en su carrera como tatuador y actualmente trabaja a nivel nacional e internacional. El nivel que ha alcanzado como tatuador y que se puede apreciar a simple vista en sus obras le ha granjeado su reputación como uno de los artistas jóvenes más interesantes del tatuaje español.

Nadie puede cambiar lo que ha vivido, pero sí que podemos cómo vemos nuestro pasado. El tatuaje es pintar intencionadamente lo que cicatrices, marcas y lunares fueron grabando de forma natural sobre nosotros. Porque el pasado es inmodificable, pero no cómo hablamos de él, ya sea con la voz o con la piel.